domingo, 14 de octubre de 2012

LA FAMILIA

Como sabéis, ésta es el primer ámbito de humanización de la persona; aunque está en el fondo de todos los grandes problemas que hoy tiene planteada la educación y la cultura.

En la familia es donde nos hacemos: se constituye y se forma la personalidad.

La persona depende de su relación con los demás, es un rasgo natural y necesario que posibilita que la persona llegue a ser lo que es.

Entonces, es la familia la primera comunidad social en la formación y construcción del ser personal.

El nivel de comunicación familiar es vital, existencial, experiencial.

Es en ella donde el ser humano se abre espontáneamente. Surgen los primeros y más profundos influjos educativos de la vida humana personal.

La familia es hoy una realidad polimorfa, de formas distintas, aunque con una estabilidad profunda. Los influjos que se ofrecen en el seno de la vida familiar se caracterizan por una extraordinaria riqueza y diversidad.

Se reciben los primeros y decisivos estímulos para el desarrollo sensorial, lingüístico, intelectual y físico del ser humano. La afectividad, afirmación personal y fluencia de la vida se viven con más intensidad.

Hay una vinculación muy estrecha entre la vida familiar con la formación integral de la persona.

Las experiencias que el niño adquiere en el hogar giran en torno a dos grandes categorías de actitudes básicas: la actitud abierta, positiva, y la actitud cerrada y obstructiva; y los sentimientos ante la vida que la acompañan: de seguridad y autonomía, asociados a la primera actitud y de inseguridad y heteronomía, vinculados a la segunda.

è APERTURA: facilita al niño que vaya a las situaciones y problemas que se le plantean con el propósito confiado de abrirse a ellas, de vivir obstáculos como problemas que hay que resolver. El niño adquirirá y gozará de sentimientos de SEGURIDAD en sí mismo. Tendrá un sentido de autonomía y responsabilidad. Se abrirá a la comunicación hacia los demás y hacia el aprendizaje; aprendiendo a aprender.

è CERRADA: No se enfrentará a los pequeños problemas u obstáculos sino que los rehuirá. Termina reconociendo que no vale, es inferior e impotente; no valorará los demás. Se verá dominado por sentimientos de heteronomía, es decir de anulación por otros, bajo los cuales se siente reprimido o coartado.

Con esto lo que quiero es que veáis lo que hacemos con nuestros niños teniendo estas actitudes; si bien es cierto, que tenemos un “ansia de protección” que no nos deja vivir a nosotros ni a ellos, y que así nos sentimos más cómodos…pero y nuestros chicos??? Les estamos haciendo bien??? Se están sintiendo cómodos con nuestra forma de actúar???

Voy a poner varios ejemplos:

è Pedirle a un peque que ponga la mesa: el pondrá la mesa a su ritmo y a su manera, la mayoría de las veces tenemos prisa y terminamos diciendo “A ver trae”; muy bien, hemos puesto muy rápido la mesa, pero qué ha pasado con nuestro niño??? Cuál será el resultado de nuestra actitud????

Pues lo que ha pasado es que ya hemos puesto la semillita para su inseguridad, no le hemos enseñado NADA en absoluto y lo peor, es que luego no volverá a hacerlo y vendrá la queja siguiente “Es que no me ayuda en nada”. Sinceramente, yo tampoco ayudaría, por qué, pues porque hay una persona que lo va a hacer mejor que yo y encima me va a reprochar…

Los niños no aprenden a hacer las cosas solos, tienen que tener un guía. Para educar hay que tener muchísima PACIENCIA!!!!

Entonces qué hacemos? Vamos a ayudarle a que ponga la mesa, a que se lleve los tenedores aunque sea de uno en uno, a explicarle donde se ponen los vasos y los tenedores y sobre todo VAMOS A PREMIAR SU ACTITUD!!!!


Es un breve ejemplo de qué podemos hacer para fomentar su autonomía y la seguridad en sí mismo…pero sí queréis y me lo pedís podemos poner muchísimos más ejemplos!!!


Pasad un buen día!!!

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