Buenos días,
Qué tal va el fin de
semana??? Habéis madrugado?
Sabéis qué es el
contagio emocional?, os explico: es cuando se contagia un sentimiento; es muy
dado, sobre todo en los bebés. En una guardería, por ejemplo, si uno se pone a
llorar, seguidamente van los demás….hasta que terminan todos llorando, se suele
dar cuando son muy pequeñitos…y qué quiero decir con esto? Bueno pues que el viernes
yo lo sufrí en mis carnes.
El viernes estrenaron la
última película de la saga Crepúsculo, de la cual no he sido nunca muy fan,
pero, llevamos a los chicos allí. En mi grupo iban 12 adolescentes, también
íbamos con otros grupos, pero no recuerdo el número de adolescentes que iban,
sólo os puedo decir que me parecieron muchos.
Una vez tuvimos las
entradas y las palomitas, nos dirigimos a la sala…lo primero, organizarles “no
os podéis sentar donde os dé la gana”…todo esto, con la bebida y las palomitas
en la mano, el bolso, el abrigo y las entradas…y viendo cada vez más y más
adolescentes; en fin, una vez les colocamos según dictaban las letras impresas
en las entradas, a las que mis chicos no hacían caso…me senté en un sitio que
me había guardado uno de ellos, que además por suerte era uno que era de
nuestras entradas, si hubiera tenido que volver a cambiar a cuatro más, creo
que dimito en ese momento y me siento en unas escaleras.
Antes de que empezara
la película estuve observando la sala, el número de adultos no llegaba a 20, y
toda la sala estaba llena de hormonas en forma de adolescentes…buff…iba a ser
testigo de la cuarta o quinta mayor revolución hormonal (las tres o cuatro
primeras, van de acuerdo al número de películas de esta saga).
Comienza la película,
los adolescentes poseídos por su espíritu hormonal, que es más poderoso que
cualquier organización política, empiezan a gritar y a aplaudir, gritos
ensordecedores, aplausos, más gritos.
Momentos de silencio,
las hormonas daban paso a las neuronas para que actuaran mientras había
diálogos en la película, gracias!! El cerebro, compuesto de kilo y medio de
grasa puede ser más poderoso que las hormonas adolescentes, no podía creérmelo.
No!!! Primera
aparición de un torso masculino desnudo; gritos ensordecedores, aplausos,
gritos aplausos, alguna hormona en forma de vocecilla que dice “quítatelo
todo!!!” y la voz de mi coordinadora que me dice “María, donde nos hemos
metido”; mi contestación…”no sé pero tengo miedo”
Hormonas gritonas, hormonas
gritonas y más hormonas gritonas…aplausos, aplausos, aplausos…
Consecuencia: la
veintena de adultos que estábamos allí, contagiados por tanta emoción, dejamos
aflorar nuestras hormonas, que las tenemos atadas desde hace años, o quizá
cansadas después de nuestro período adolescente…empezamos a gritar y aplaudir
en el punto climax de la película…me miraba desde fuera, y me reía al ver lo
que estaba haciendo…me encantó dejar escapar la adolescente, o las poderosas
hormonas adolescentes que aún llevo dentro.
Resultados de la
investigación mediante la observación in situ: el contagio emocional se da en
todas las personas. Las hormonas adolescentes son realmente poderosas.
Bueno, si tenéis hijos
adolescentes os recomiendo que vayáis con ellos al cine, y si puede ser que os
reunáis con más adolescentes, me parece divertidísimo escuchar los comentarios
y no poder decirles nada y tener que reírte, porque tú a su edad pensarías lo
mismo: “oh profe, me encanta el “hombre-lobo”, si le tuviera cerca me desmayaba
de lo guapo que es”; “pues profe, a mí me gustan todos, que pechos, que
cuerpos”.
Impresionante,
hormonas que suben y bajan y se recorren todo el cuerpo de nuestros
chicos…etapa adolescente, de las más duras. Si queréis un día os pongo una
entrada sobre esta etapa…
A continuación de esta
entrada os pondré la segunda parte de “aprendiendo a hablar”.
Disfrutar del fin de
semana.
Besos
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